EL CAMPO NO CORTA NI LIQUIDA EN MEDIO DE LA ROSCA DE PASCUA
- Juan Cuzzolino
- 21 abr
- 4 Min. de lectura

El silencio del campo ante el anuncio de Javier Milei de nuevas subas a las retenciones no es solo una ausencia de tractores en las rutas: es un síntoma de la esquizofrenia ideológica que atraviesa a la Argentina profunda.
Hace casi dos décadas, la Mesa de Enlace paralizaba el país con cortes y cacerolas; y hacía senador a Alfredo De angeli para que hoy, con su flamante "comedor", pudiera escuchar a Pedro Jaquelín, presidente de la Sociedad Rural, decir un timorato “estamos ofendidos” mientras los pequeños productores rurales se funden. ¿Qué explica esta parálisis? El miedo a “la vuelta del cuco kirchnerista” opera como un látigo invisible.

La paradoja es clara: el sector que en 2008 derribó la 125 con un paro histórico hoy acepta, con resignación y silencio de misa, que Milei les imponga cargas similares mientras los chicanea e insulta. La retórica libertaria, con su promesa de “eliminar el populismo”, los hipnotiza. Pero bajo la superficie, la grieta se profundiza: mientras los grandes pools de siembra negocian excepciones en oficinas ministeriales, los pequeños productores se preguntan si no fueron cómplices de su propio entierro.
SIGUE LA PUJA ENTRE LLA Y EL PRO
La semana pasada el armador de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires, Sebastián Pareja, visitó nuestra ciudad y deslizó una frase que resume la incoherencia del partido gobernante: “La gente está cansada de la política”. Lo dijo desde su puesto político sentado al lado de Jorge Dib, jefe del bloque de concejales de Pergamino, en una conferencia donde se elogió el liderazgo de Dib... hasta nuevo aviso. Porque, como es habitual en estos juegos de tronos, todo podría cambiar si se concreta el pacto entre Milei y el PRO, que sumaría al intendente Javier Martínez a la órbita del peluca mesiánico.
LOS COMERCIANTES Y EL REGRESO DE LITA DE LAZZARI
La peatonal de nuestra ciudad es un reflejo del fracaso del relato oficial. La “confianza en la estabilización” se estrella contra vidrieras vacías y carteles de “se alquila”. “No se vende nada”, repiten los dueños de almacenes y ferreterías, mientras Mariana García, ex presidenta de la Cámara de Comercio, insiste en los micrófonos de “Pan & Circo” que “hay esperanza”. Pero los datos son tercos: Luego del cierre de la tienda Le Utthe —símbolo de una época de consumo de la clase media—, dos negocios más de grandes cadenas que dan trabajo a decenas de personas cerrarán en los próximos días.
Los dieciséis meses consecutivos en la baja del consumo, coinciden precisamente con la asunción de Javier Milei y su plan económico de ajuste. “La culpa es de los anteriores” y “Hay que hacer un esfuerzo” repiten una y otra vez, los que apuestan a este gobierno.
Lo cierto es que el acuerdo con el FMI no parece dejar mucho margen para la esperanza. “Esta vez es distinto” dice el mismo ministro de economía que pidió el doble de guita en el pasado y nadie sabe explicar concretamente y de manera sencilla adónde fue. Si alguno de los que leen estás líneas puede hacerlo, le cedemos con gusto el espacio.
Mientras tanto, Nelson Figueredo, presidente de la Cámara de Alimentarios, resucita el discurso de Lita de Lazzari: “Si un producto subió, no lo compren”. La frase, digna de un manual de autoayuda económica, ignora que tenemos un mercado donde cuatro empresas controlan el 80% de la harina, el azúcar y el aceite. Si la cooperativa aumenta sus tarifas, el dueño del alquiler del local del comercio, las dos empresas que regulan internet, la telefonía celular o las naftas también aumentan ¿ Que se hace? ¿Tampoco se consume?
La realidad en argentina es un tanto compleja: el consumidor no elige, simplemente sobrevive. Mientras, las góndolas mezclan marcas premium con segundas marcas, como si la estratificación social pudiera resolverse con un acto de fe capitalista.

ALBERTO Y EL ABRAZO DEL AHOGADO
El Teatro Argentino de La Plata fue testigo hace algunas semanas de un acto donde el gobernador anunció el desdoblamiento de las elecciones y en medio de su discurso, defendió la gestión de Alberto Fernández, quien a su vez en las últimas horas lo elogió como un líder a “cuidar”. Es notorio cada vez más el apoyo del ex presidente ya que parte del albertismo con Victoria Tolosa Paz, Santiago Cafiero y Abal Medina se encolumnaron detrás del gobernador y arrancaron un "operativo clamor" para la carrera presidencial del ex ministro de economía, mientras piden expresamente y sin tapujos que se jubile Cristina.
Sin ir más lejos la esposa de "Pepe" Albistur, uno de los hombres más ricos de Argentina, dijo "Lo de Cristina Kirchner es una etapa cerrada" mientras Juan Manuel, el menos revolucionario de los Abal Medina, se lanzó como candidato a legislador en Capital Federal por fuera de Unión por la Patria y puso en peligro la victoria de Leandro Santoro.
CRISTINA 2025
Las paredes del Conurbano están llenas de un mensaje corto y claro que la prensa hegemónica no se anima a publicar: “Cristina 2025”.
La ex presidenta, elevada en las encuestas pese a la campaña judicial y mediática en su contra, vuelve a ser el espectro que obsesiona al anti peronismo. Clarín y La Nación exigen a la Corte que acelere el fallo en la causa Vialidad, mientras Victoria Villarruel apura en el Senado la ley de “Ficha Limpia”, diseñada para inhabilitar a CFK para presentarse como candidata.
Pero el cálculo podría salir mal. Cada pintada, cada editorial furiosa, cada fallo apresurado, no hacen más que alimentar el paralelismo con un Perón perseguido y proscripto. "Cuanto más la atacan, más la van a hacer presidenta” dicen en las redes. La paradoja es que, en su intento por enterrar al peronismo combativo encarnado en Cristina, la oposición no hace más que multiplicarlo. Como dijo María Elena Walsh: "Tantas veces me mataron, tantas veces me morí...Sin embargo, estoy aquí, resucitando"
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