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LA MUERTE DE MARCOS GORBARÁN Y LA INACCIÓN QUE LA PRECEDIÓ

  • Foto del escritor: Juan Cuzzolino
    Juan Cuzzolino
  • 31 mar
  • 3 Min. de lectura


El sábado al amanecer, Marcos Gorbarán, de 21 años, caminaba junto a su novia y

una amiga por el terraplén del Arroyo Pergamino, un espacio destinado

exclusivamente a peatones.


Regresaban de una noche de esparcimiento cuando, a la alturad el puente de la Mujer (Intendente Biscart y 25 de Mayo) una motocicleta quecirculaba a alta velocidad e intentó saltar perdiendo el control, lo embistió por detrás.

El impacto fue letal: Marcos murió en el acto. Los ocupantes de la moto,

identificados como Maximiliano G. (43) y Damián G. (33), intentaron huir, pero

fueron detenidos tras una persecución policial.


El hecho no fue un mero accidente. Testigos relataron que los motociclistas

realizaban una peligrosa maniobra llamada "willy" (elevar la rueda delantera),

perdiendo el control en la elevación del puente.


Este tipo de prácticas, lejos de ser excepcionales, forman parte del denominado "Pergamino Stunt", donde cientos de jóvenes se organizan mediante grupos de WhatsApp y redes sociales para correr picadas, "tirar cortes"; y ejecutar acrobacias en moto, incluso en las principales avenidas, la autopista y plazas públicas. Alcanza con googlear o hablar con vecinos y cientos de fotos y videos aparecen de estas prácticas y las convocatorias.


Fotos que suben de sus acrobacias en "Stunt Pergamino"
Fotos que suben de sus acrobacias en "Stunt Pergamino"

Advertencias ignoradas, medidas insuficientes


Medios locales y denuncias reiteradas de vecinos habían alertado sobre este

peligro en el pasado. Se denunció la circulación ilegal de motos y bicicletas en el

terraplén, pese a la señalización que lo prohíbe.

"Es una causa perdida. Si está prohibido, ¿por qué no controlan?”.

Este descontrol no se limita al terraplén. En Pergamino, las imprudencias al

volante son recurrentes. La avenida principal se transformó en un “picódromo” en

donde tandas de 50 motos la atraviesan sin frenar en esquinas o semáforos.

La respuesta municipal fue tibia: desplegar dos agentes de la Patrulla Urbana con

silbatos para disuadir a infractores y algún que otro patrullero prendiendo las sirenas en la avenida., una medida claramente insuficiente.


El costo de la inacción


La muerte de Marcos Corbalán expone un patrón de negligencia institucional. El

intendente Javier Martínez y el Subsecretario de Inspección General del Tránsito, Marcos Turrini, son señalados por priorizar la recaudación (como retenes para multar motos) sobre medidas preventivas: controles de alcoholemia, educación vial u operativos serios en zonas críticas.

“Todo es recaudación, no hay concienciación”, reclaman los ciudadanos.

recordando que esta misma desidia costó la vida de Vito Otero, otra víctima previa

de conducción temeraria por un conductor alcoholizado. Hoy su victimario, Alejandro Urquiza Rueda, circula libremente por las calles con su flamante carnet de conductor, luego de haber cumplido una pena mínima de reclusión en su propio domicilio.




Avances en la causa


En las últimas horas, tras prestar declaración, el fiscal Fernando Pertierra solicitó

la detención de ambos acusados. El primero, Maximiliano G. (43), enfrenta

cargos por homicidio culposo agravado por maniobras temerarias y violación

de normas de tránsito. El segundo, Damián G. (33), está acusado de omisión de

auxilio por intentar huir sin asistir a la víctima.

Mientras la comunidad exige condenas ejemplares, urge un cambio sistémico. No más operativos para multar a quien va a trabajar, sino controles reales que detengan la anarquía que se vive en las calles por motos haciendo piruetas arriba o abajo de la vereda y automovilistas alcoholizados andando a toda velocidad. Hoy, la ciudad espera respuestas concretas, no silbatos , fotos señalando a la nada o mirando mapas y mucho menos promesas vacías.

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