REQUIESCAT IN PACE
- Juan Cuzzolino
- 19 may
- 4 Min. de lectura

La elección en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires dejó al desnudo la decadencia del proyecto macrista. El PRO, ese partido que alguna vez se vendió como el “cambio” de la política, el "sentido común" y los valores republicanos, terminó arrinconado en un tercer lugar en su bastión histórico en Capital Federal, a pesar del respaldo explícito de Mauricio Macri hacia la candidatura de Silvia Lospenatto. La preocupación de Javier Martínez al respecto, debe ser infinita. ¿Pasará lo mismo en Pergamino? ¿El voto amarillo se convertirá en violeta y perderá por primera vez una elección después de una década?

NO HABÍA QUE DESDOBLAR, PARTE MIL
El dato más alarmante no es quién ganó, sino quién no votó. Con apenas el 53% de participación, la Ciudad de Buenos Aires registró la cifra más baja desde 1983. Ni siquiera en el la previa al estallido del 2001, la participación había sido tan baja. Este abstencionismo masivo no es un fenómeno aislado: es el síntoma de un sistema político en crisis de representatividad, o mejor dicho, la falta de respuestas a los problemas reales de la gente.
La ciudadanía, harta de promesas incumplidas, castigó tanto a la "antipolítica" neoliberal —que recetó menos Estado y más ajuste— como a un peronismo que, en su versión porteña, optó por desdibujarse. Santoro, el ex radical que pintó de verde (¡!¿?#%) al peronismo y decidió distanciarse de Cristina, no logró capitalizar el descontento.
Su resultado, aunque digno, confirma que la tibieza no moviliza pasiones. Podes hablar muy lindo y tocar bárbaro la guitarra….peeeero el peronismo es otra cosa y no alcanza con disfrazarse ni parecer. Hay que ser.
¿TENDER PUENTES O CAVAR TRINCHERAS?
La elección porteña, donde Leandro Santoro alcanzó un segundo lugar con el 27% —repitiendo la media histórica del movimiento—, refleja una tensión más profunda: ¿volver a las raíces o abrazar "nuevas canciones"? El debate entre Cristina Fernández y Axel Kicillof condensa esta encrucijada.
Está claro que el electorado argentino está dividido más que nunca entre peronismo y anti peronismo. Pareciera que más allá de las peripecias discursivas, no hay mucho más para inventar.
Mientras el anti peronismo parece tener saldada la discusión (máxime luego de los resultados de ayer) que quien tiene que conducir el cambio o la lucha contra la casta es quien sepa gritar más fuerte y no le tiemble el pulso para cumplir el mandato de terminar con el peronismo y todas sus conquistas desde 1946 a esta parte: obra pública, sindicatos, asignaciones familiares, derecho a la protesta, jubilaciones por moratoria, etc.
Desde el otro lado de la grieta aún no se tiene demasiado claro si quien tiene que conducir es quien lleve mejor las ideas del peronismo o si hay que intentar camuflarse y pintarse de verde , como lo hizo Santoro.

Mientras en todo el mundo ganan las elecciones quien más se radicaliza, acá parece que el partido con mayor prepotencia histórica para lograr conquistas tiende al diálogo y a la no confrontación. Lejano quedó el NO AL ALCA, el pago al FMI, la lucha contra el campo o el “con los dirigentes a la cabeza…”.
La pregunta real es, ¿el peronismo perdió potencia por exceso de peronismo o por excesiva proclamación y poco ejercicio desde el 2015 a esta parte? ¿Cuánto de Perón tuvieron Fernández sin expropiar Vincentín o sin reforma judicial, Guzmán firmando un acuerdo leonino en favor del FMI o Tolosa Paz de tour en una villa y asombrándose porque los pobres podían entender lo que les decía? ¿ Se puede defender los intereses del pueblo sin confrontar con el poder real ? ¿Habrá que resignarse a un peronismo que hablará con todos pero no cambiará nada?
LAS INUNDACIONES: LA IRONÍA DE UN ESTADO AUSENTE
Mientras la política se enreda en debates, las lluvias torrenciales en la provincia de Buenos Aires exponen otra contradicción brutal. En Pergamino, obras como el Ramal Colector Norte financiado por la provincia evitaron evacuados, demostrando que la inversión pública salva vidas. Pero en zonas como Salto, Arrecifes o Zárate, el agua arrasó. Aquí reside la paradoja: los mismos sectores que votaron contra la obra pública —en PASO, primera vuelta y ballotage— hoy exigen auxilio estatal. Es el círculo vicioso del liberalismo: se demoniza al Estado hasta que la realidad lo vuelve imprescindible.
NOS ROBAN TODOS LOS DÍAS PERO LAS RISAS NO FALTAN
La inseguridad en la ciudad es un escándalo a niveles bizarros. Vecinos del barrio Luad Kayar y Tierra de Sueños denunciaron que durante el fin de semana un ladrón realizó un raid delictivo en bicicleta. Asaltó a gente por la calle, ingresó a varias obras en construcción y debajo de la lluvia se fue pedaleando por el costado de la ruta hasta Pergamino. Los damnificados llamaron a la policía, que tiene un solo patrullero que viene desde Acevedo para recorrer la amplia zona. Llegó más rápido el ladrón a Pergamino traccionando a sangre con todo lo robado a cuestas que el móvil con un único suboficial de policía, que luego de hacer un rondín debió regresar a Acevedo para no descuidar sus otros deberes.
El Intendente, repite hasta el hartazgo que la seguridad depende de provincia, aunque tenga fondos coparticipados para tal fin y una secretaría local con sueldos millonarios.
MIDEN PERIODISTAS PARA LAS ELECCIONES
En las últimas horas el consultor Eduardo Ibarra, lanzó una encuesta anónima online con el objetivo de medir a varios periodistas del ámbito local. Además de la credibilidad de los profesionales y de consultar a los pergamineses con que radios y medios gráficos/online se informan normalmente, en última instancia la encuesta intenta recabar a quienes de los postulados votarían los pergaminenses como candidatos a concejales. Cabe destacar que entre los promovidos hay uno solo con menos de 40 años y todos son hombres.
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